martes, 17 de julio de 2007

¿Qué rol cumple el azar dentro del destino?

A la palabra azar, se le atribuyen sinónimos como suerte y coincidencia, es decir, es algo que pasa de imprevisto y que puede ser para bien o para mal. Por otro lado, el destino es una supuesta fuerza a la que se le atribuye la determinación inevitable de todo lo que ocurre, es el camino de la vida que está previamente asignado a cada uno.
La pregunta es, ¿Por qué si el destino está previamente determinado para cada persona, existe el azar, es decir cosas que suceden inesperadamente?
Lo que le ocurrió a Jim Nashe, un bombero con una linda familia, pero con lo justo y necesario para vivir, se puede utilizar como un buen ejemplo de que en el destino uno necesita coincidencias.
Un día apareció un abogado diciéndole que su padre, a quien él apenas conocía, le había dejado una gran herencia que cambiaría inesperadamente su vida. Lamentablemente 5 meses antes, su familia se había deshecho, su mujer lo había abandonado y él había tenido que dejar a su hija Juliette en casa de su hermana, porque el poco sueldo que recibía no le alcanzaba para mantenerla; y con dinero o sin él, era muy tarde para arreglar las cosas.
No teniendo a nadie en su vida, comenzó a vagabundear por las carreteras en un Saab rojo, despilfarrando su dinero, sin antes establecer un fideicomiso (especie de herencia) para Juliette.
Su vida iba a muchos kilómetros por hora y el dinero se iba a la misma velocidad. Varias veces intentó dejar este estilo de vida despilfarrada, pero su pasado ya derrumbado no le permitía comenzar nada nuevo.

En uno de sus largos momentos sobre ruedas vio a un joven que caminaba tambaleándose. Al detenerse se dio cuenta de que el muchacho venía mal herido y con la ropa manchada en sangre; con mucho asombro le abrió la puerta del vehículo. Por un largo rato hubo silencio, pero más tarde el joven adquirió confianza. Su nombre era Jack Pozzi y era aficionado al pócker; venía de un juego de cartas en el cual le habían dado una paliza acusándolo de tramposo.
Jack necesitaba dinero para cumplir su sueño de jugar en un gran campeonato de pócker y Jim, que tenía el dinero, quería adquirir más, porque su dinero ya estaba por terminarse y con éste, también se iría su vida cómoda. Para esto, acordaron que Jim le prestaría la plata pero Jack debía comprometerse a darle una parte de sus ganancias; pero como lo que le prestó Jim a Pozzi no era suficiente, decidió organizar un juego con unos multimillonarios llamados Flower y Stone, con la intención de ganarles.
Lamentablemente, Jack no logró ganarle a los multimillonarios, sino que terminó debiéndoles una deuda muy valiosa porque lo habían perdido todo, incluso el auto de Jim. Tendrían que irse a pie y seguir una vida de vagabundos sin dinero o aceptar la propuesta de Flower y Stone, que decía que a cambio de construir un muro de diez mil piedras, ellos les pagarían diez dólares la hora (100 dólares al día por cada uno), para que pudieran pagar la deuda y luego marcharse. Así, los multimillonarios los tendrían bajo vigilancia para asegurarse de que la deuda sería pagada.
Jim y Jack aceptaron y comenzaron la construcción del muro.
Al principio avanzaban muy lento pero de a poco fueron adquiriendo la costumbre. En el contrato decía que todo lo que gastaran iría a cuenta de Flower y Stone, pero no mencionaba la comida ni entretenciones, por lo que el tiempo de trabajo tuvo que alargarse un poco más.
Jack ante esta noticia decide escaparse con la ayuda de Jim en la noche, cuando no los estuvieran vigilando.
Al día siguiente, Jim salió del remolque y vio a Jack muy mal herido y con pocas fuerzas para respirar y vivir. Ese mismo día le pidió al capataz Murks que lo llevara a un hospital, y desde ahí nunca más supo de él, ni siquiera supo si estaba vivo o no.
Al terminar el tiempo necesario para pagar la deuda, el capataz y su yerno Floyd invitaron a Jim a celebrar. Él, luego de dudarlo un poco, aceptó la oferta.
Luego de la celebración, Jim pidió si podía conducir el que alguna vez había sido su auto; se subió, encendió la radio y se puso a escuchar música clásica que era su pasión. Fue aumentando de a poco la velocidad, metiéndose cada vez más en un estado de levitación y meditación. De pronto Murks apagando la radio le dijo que debía bajar la velocidad y Jim, por este cambio brusco del ambiente en el que estaba retó a Murks y al mirar hacia delante, se topó con un faro en la mitad de su camino. En vez de frenar, aumentó la velocidad, aceptando su destino final “En el preciso momento en que el coche cogía los ciento treinta, Murks se inclinó hacia delante y apagó la radio. El súbito silencio fue como una sacudida para Nashe (…)No había tiempo de parar, no había tiempo de evitar lo que iba a ocurrir (…) La luz estaba sobre él y Nashe cerró los ojos incapaz de seguir mirándola” (Auster, Paul p.251)

Como pudimos leer en este breve relato, la vida de Jim estuvo marcada por muchas cosas relacionadas con el azar, que fueron creando su destino; la aparición de la herencia, el encuentro con el muchacho especial llamado Jack, la derrota en el pócker frente a los multimillonarios, la construcción del muro, la aparición de Jack agonizando frente al remolque y una seria de cosas que hicieron que Jim tuviera que ir tomando decisiones para poder permanecer y cumplir con su destino.
Al contestar la pregunta planteada, hay dos puntos de vista, los cuales voy a dar a conocer:
Por un lado, uno podría creer que el destino previamente determinado si existe, es decir que todo lo que le pase a una persona en su vida, está asignado desde antes. Mirándolo desde este punto, se podría decir que todos los hechos de azar que pasan en la vida de alguien, a lo mejor para esa persona puedan ser imprevistos porque no tenía la más mínima idea de que eso pasaría, pero en realidad, la vida de esa persona ya estaba escrita, es decir que ese hecho, debía suceder para que la persona cumpliera con su destino. A lo mejor la persona no conoce su destino, pero el destino conoce a la persona y todo lo que ésta deberá enfrentar.
La otra opción sería pensar que el destino no existe, es decir que no hay nada escrito sobre la vida de nadie; esto indica, que todos los hechos de azar van creando la vida de cada uno.
Saber cuál de estas dos opciones tomar, lo dejo a cargo del lector, pero lo que yo sí tengo claro, es que toda vida tiene el mismo destino final: la muerte

Bibliografía
*Auster, Paul: La música del azar, Edit.Anagrama, 1998
*Ghio, Armando: Diccionario práctico de Sinónimos y Antónimos, Edit. Sopena
*VV.AA: Diccionario de la Lengua Española, Edit. Arrayán, 1992

Asunción Ríos

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