martes, 26 de junio de 2007

Rodrigo Díaz de Vivar, Gran ejemplo de Héroe medieval

El héroe y su trascendencia histórica, social y literaria.
Un Héroe es un personaje tanto humano como ficticio al cual se le idolatra y se le dotan una serie de ideales otorgados por la sociedad de la época de éste.
El término "Héroe" tiene una serie de implicaciones que llevan el “protagonismo" de una novela. Es posible darnos cuenta que la figura del héroe, sufre una serie de cambios tanto en la mentalidad de la sociedad, como en la literatura a lo largo de la historia del hombre.
La literatura, desde sus inicios en los mitos, siempre ha contado con los héroes. En un principio la palabra héroe definía a aquel personaje mitológico hijo de dios y mortal, por tanto era un semidiós, sin embargo, pronto se amplía esta definición y el Héroe pasa a ser aquel mortal fiel y valeroso, que se destaca por alguna cualidad física y al que casi siempre espera un final trágico, que conoce y asume voluntariamente.
En la antigüedad, en la época de la literatura greco-romana, el concepto de héroe era muy diferente al de la época medieval, a la cual pertenece la novela del “Mío Cid Campeador, Hazaña”. En la época greco-romana un héroe tanto humano como semidiós, llegaba a serlo si con su muerte, llena de valor, perduraba en la mente de las personas y era recordado por la eternidad como tal. En cambio, el concepto de heroísmo en la época medieval, los valores eran los cristianos y los personificaban en el ideal caballeresco; un hombre valiente, astuto, con capacidad de liderar a sus seguidores, fiel a su rey y fiel a la moral de esta época, que independiente del problema que debía enfrentar, por muy peligroso o complejo que éste sea, siempre los valores se encuentran antes que todo lo demás.
El héroe del mundo clásico o el del mundo medieval es un modelo de los valores positivos, como lo da a entender la sociedad. En el héroe se encarnan las virtudes a las que los hombres aspiramos en cada momento de la historia. De igual manera, las obras literarias mostraban también ejemplos de lo que no se debía hacer, modelos con objetivo que, con su admiración, los hombres comprendieran lo erróneo de sus actos.
La relación entre los valores heroicos y los valores sociales es básica para comprender la transformación que se produce durante el transcurso del tiempo. Si no hay valores, no hay héroe; sin valores similares o compartidos, precisando más, no puede existir un personaje que demuestre la ejemplificación de un héroe. El héroe es siempre una promesa, una invitación a cumplir los ideales de las personas. Por lo tanto, la postura de héroe, procede tanto de sus acciones, como del valor que otro le otorgue. Esto permite que exista una variación importante del concepto heroico en cada situación histórica, dependiendo de los valores dominantes. La sociedad crea sus héroes a su imagen y semejanza, conforme a la imagen idealizada que tiene de sí misma. Independientemente del grado de presencia real de las virtudes en una sociedad determinada, ésta debe tener un ideal, un propósito, una meta hacia la cual podría o debería dirigirse.
Teniendo en cuenta este principio, en la época medieval, por ejemplo, Sí es cierto que la existencia de los héroes depende de los valores y lo mencionado anteriormente, y en las épocas en que no existe esa cohesión entre los ideales y las metas propuestas por la sociedad, será más difícil su presencia. El héroe tendrá entonces que lidiar no sólo contra sus enemigos, sino también contra la opinión de sus lectores. Tendrá que demostrarles a ellos, en primer lugar, de que es un héroe y no un simple personaje vago que protagoniza una historia.
La soledad del héroe romántico, como lo son los de la época medieval, tiene ese carácter trágico que se puede expresar en la figura de Rodrigo Díaz de Vivar alejándose de su hogar y familia después de haber sufrido el destierro por parte del Rey y el rechazo de su pueblo, pero aún así sigue siendo fiel a su rey sin importar el destierro ni el rechazo, ya que su moral lo hace actuar de esta forma y lo hace seguir demostrando su lealtad y cumplimiento a las tareas que su rey le proponía.
Se podría decir que Rodrigo Díaz de Vivar, también conocido como Mío Cid o Ruy Díaz de Vivar, es un ejemplo objetivo de lo que es un héroe, cumple con la gran mayoría, sino todas, de las características mencionadas anteriormente; lealtad al rey, sigue “al pie de la letra” todo lo relacionado con moral y es un hombre valiente, lleno de virtudes y con capacidad de liderar.
Se dice también que este héroe, Ruy Díaz de Vivar, tiene cierto grado de similitud con el conocido “Don Quijote de la Mancha”, otro gran héroe de la época medieval, que cumple con gran cantidad de las expectativas de un héroe de ésta época. Éstos, fueron dos Grandes modelos a seguir como ejemplos de Héroes medievales, los cuales, dentro de esta calificación como tales, se lograron destacar al igual, o quizá más, que muchos otros.
En conclusión, con respecto a lo mencionado anteriormente, yo creo que éste personaje fue realmente un gran Héroe, que a medida que la novela transcurría, logró superar tanto la barrera de cumplir con los ideales, valores y metas que la sociedad le proponía, como con lograr convencer al lector de que es un héroe y se merece esta mención como tal. A lo largo de esta novela, Rodrigo Díaz de Vivar, siempre demuestra sus valores a seguir y su fidelidad a éstos, lo cual, para mí, es algo muy notable y que de muchas maneras, no tanto en esta novela, sino también en el romance del Mío Cid, me demostró que realmente merece todo tipo de mención como Héroe con respecto a él. En mi opinión logra exitosamente el poner en forma explicita la visión de Héroe que se desea mostrar a través de este personaje durante el transcurso de la novela.


Valentina Castillo
Bibliografía:
Definición de heroísmo:
- http://perso.wanadoo.es/magenia1/heroes/heroes.html
- Trabajo de heroísmo y literatura, Magdalena De La Sotta Rossel, Universidad Católica de Chile.

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