jueves, 28 de junio de 2007

¿QUÉ HIZO RODRIGO DÍAZ DE VIVAR PARA SER UN HÉROE?

Muchos saben quién es Rodrigo Díaz de Vivar, conocido también como el Cid. Lo imaginan como un fuerte guerrero montado sobre su caballo, venciendo y conquistando a los moros. Fue una pieza esencial para España durante la Edad Media, pues reconquistó la mayoría de las ciudades tomadas por los enemigos, por lo que, sin duda alguna, fue un gran héroe. Pero ¿qué entendemos por héroe? Por definición, sabemos que es aquella persona que ha realizado alguna gran hazaña. ¿Eso es lo único que hizo Rodrigo Díaz para ser considerado héroe, o hay algo más?

El concepto de héroe nació en la cultura griega. En la vida del héroe hay etapas claves que se ven manifestadas en la obra "El Cid Campeador. Hazaña". Por ejemplo, el mito heroico comenzaba con el mismo nacimiento del nombrado, lo que coincide con el libro, y se le daba un carácter divino. En la obra, en el capítulo "Procreación", el mismo Diego Laínez afirma que la noche que compartió con Teresa Álvarez "tenía sabor a milagro".
El héroe pasaba por largas migraciones antes de llegar a la conquista final. Ese trayecto también es conocido como el camino del héroe. Ahí fundaba ciudades, promulgaba leyes e instituía cultos. Se puede afirmar que Mío Cid cabe dentro de esta descripción.

Ahora bien, hay otra descripción para héroe. No es sólo aquel que ejecuta una hazaña impresionante, hay algo detrás, algo de carácter más moral. Es la actitud de esa persona, su carácter, su manera de ser. Esas son las cosas que hacen de una persona un héroe. Porque no debe de serlo para sí mismo, sino para el pueblo, para su gente. Debe de ser un modelo a seguir, alguien que cumpla con todas las expectativas de la época. Porque en cada etapa de la historia han habido diferentes héroes por los distintos tipos de vida. En la Edad Antigua, el héroe era aquel nacido de algún dios, que combatía contra monstruos. Durante el Renacimiento, el modelo a seguir sería el intelectual o el artista. Y así seguiría cambiando. Pero en la Edad Media, el modelo sería el caballero de las Cruzadas. Aquel hombre fuerte, valeroso, compasivo, gentil con las mujeres y ancianos, leal y religioso. Y todas esas características son las propias de Rodrigo Díaz de Vivar.

Ruy Díaz no realizó todas sus empresas conquistadoras con el fin de enriquecerse a sí mismo. Por el contrario, el luchaba para enriquecer a su rey. Un rey que en muchas ocasiones dudó de Rodrigo y más de alguna injusticia cometió en su contra, tal como su destierro de Castilla. Aún así, el Cid hacía oídos sordos a los consejos de sus amigos, quienes lo incentivaban a rebelarse, demostrando tener una alta fidelidad.

Durante la Edad Media el honor era una característica fundamental para alguien y el Cid no carecía de él. Es más, era capaz de mantener su honor a costa de su propia felicidad. Me refiero a la disputa entre Diego Laínez y el conde Lozano, cuando este último ofende gravemente al padre de Rodrigo. Éste debía salvar su honor matando al conde, pero el precio sería alto, pues el ofensor era padrino de Jimena Rodríguez, la enamorada del Cid. Ella le ruega a Ruy Díaz que no mate a su padrino, que ha sido como un padre para ella. Si él llegara a hacerle daño, Jimena le odiaría. A pesar de eso, Rodrigo cumple con su decisión, poniendo en claro que colocará su honor y responsabilidades siempre por delante.

Otro valor del Cid que le convertiría en un héroe memorable es su piedad, característica que todo caballero medieval que se precie debía tener. Rodrigo Díaz se mostraba muy compasivo tras tomar una ciudad. En lugar de matar a los moros lugareños o de venderlos como esclavos, lo que de seguro hubiera hecho otro en su lugar, Mío Cid les dejaba vivir nuevamente en su tierra, mostrando una grandeza de corazón con la cual se ganaría tanto el respeto de los españoles como el de los moros.

Hay algo más que vale la pena mencionar dentro de las particularidades de Rodrigo Díaz de Vivar. Su enorme éxito en el campo de batalla no hubiera sido posible de no ser por su fuerza y astucia a la hora de combatir. De hecho, me hizo pensar, siguiendo con el origen heroico griego, en una mezcla de Aquiles y Ulises. Ambos fueron notables héroes, pero muy diferentes. Mientras uno representaba la fuerza física, Ulises simbolizaba la fuerza mental. Ambas cualidades aparecen armoniosamente personificadas en Mío Cid, pues era un gran estratega, muy ingenioso y terriblemente fuerte a la hora de pelear. Los moros sólo al verlo entrar en combate huían atemorizados, por lo que su fuerza física también fue un punto reconocido.

En el libro, describen a Ruy Díaz de ciertas maneras, dándole, aparte de los valores, otros elementos de gran importancia. En primer lugar, hablan de la larga barba del Cid y la reiteran a lo largo de la obra. Y no sólo de la de él, sino que la de muchos otros. Esto se debe a que la barba en ese tiempo era un tipo de símbolo de virilidad y de fuerza. En una escena en especial, se muestra al Cid cometiendo una de las mayores humillaciones hacia otro hombre, que era tirarle la barba. Ese gesto se puede interpretar como que Rodrigo estaba poniendo en ridículo la masculinidad de su contrincante.
Otro elemento es Tizona, la espada de Ruy Díaz. En el capítulo dedicado a ella hablan cómo ésta era una prolongación del Cid. Y aunque a Colada, su segunda espada, casi no la mencionan, ambas son símbolos de la victoria y valentía.
Aunque hayan parecido cosas sin importancia, la barba y las espadas son importantes símbolos de la época que hablan favorablemente de Rodrigo Díaz de Vivar, de su gran valor y fuerza, factores imprescindibles para los hombres de ese tiempo.

Como hemos podido ver a lo largo de este ensayo, Rodrigo Díaz de Vivar fue un gran hombre en su tiempo, un reconocido héroe que aún se recuerda. Pero ahora sabemos que no fue solamente por sus grandes hazañas conquistadoras, las cuales ayudaron a España a recuperar sus tierras de los moros. Hubo algo mucho mayor y fue que Rodrigo Díaz, Mío Cid llegó a ser el máximo modelo a seguir de su tiempo. Encarnaba el prototipo de caballero con todas sus virtudes en el máximo punto: fuerte, valeroso, justo, leal, prudente, culto, astuto y guerrero. Estas virtudes se ven reflejadas en él hasta el último día de su vida e incluso en su muerte, cuando astutamente pide que lo monten una vez más en su caballo, Babieca. Los moros al verlo llegar, huyen despavoridos. Esta táctica refleja de muy buena manera su inteligencia.

Un hombre sumamente valiente y con una gran fortaleza moral, ya que el hecho de haber sido desterrado no lo detuvo, encarna perfectamente el tipo de héroe que se esperaba durante la Edad Media, un héroe que llegaría a ser querido por cristianos y moros, por personas medievales y contemporáneas, pues en España muchos quieren a Rodrigo Díaz de Vivar, el héroe que los llevara a la victoria.



Bibliografía: “Mío Cid Campeador. Hazaña”, Vicente Huidobro, Editorial
Andrés Bello, Quinta Edición, Santiago 1975.
Nombre: Pierina Cicali

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