jueves, 28 de junio de 2007

“EL CAMPEADOR QUE LOGRÓ CONQUISTAR ESPAÑA”

Hoy en día denominamos héroe a una persona que realiza una o varias hazañas dignas de halagos. Un héroe satisface las definiciones de lo que se considera bueno y noble en su cultura de origen y busca permanecer en la memoria de su pueblo. Sin embargo, el héroe puede también tener defectos que le llevan a la perdición. Comúnmente estos héroes quedan en la memoria del pueblo como consecuencia de sus grandes actos. Estos son aspectos que Rodrigo Díaz, El Cid Campeador, debería cumplir para que el pueblo lo denominara héroe y para ser valorado y recordado en el tiempo. En este ensayo analizaré si este personaje literario tuvo o no las características generales de un héroe y por qué lo nombramos hasta hoy en día.

En el libro, Hazañas del Mío Cid, Vicente Hudobro, el autor nos presenta un Rodrigo distinto al romancero, es por esto que a través del autor podemos ver si el Cid Campeador fue un héroe como se le denomina. Empezando con la etapa previa a ser héroe es importante recalcar que Rodrigo desde pequeño fue un niño que se destacó en todo aquello que hacía; siempre a su lado mujeres que lo pretendían y variadas habilidades envidiables por todos aquellos que vivieron entorno a él. Es por esto que podemos decir que el Cid sí tuvo méritos para ser un héroe, como por ejemplo, cuando mayor se le reconocieron hazañas porque luchó por España y aunque era el menor de sus hermanos no dudó cuando fue necesario defender el honor de su padre, Diego Laínez, y atacar al Conde Gómez de Orgaz, Conde Lozano, padrino de Jimena, su amada y futura esposa. “-Hernán, Bermudo, Rodrigo, entrad –dice, Diego Laínez (…) Con el rostro dolorido, pero con paso firme, se dirige al mayor. Con su mano derecha le coge la mano derecha y con fuerza se la aprieta, mirándole a la cara. -¡Ay! ¡Ay! padre –grita Hernán, y los ojos se le llenan de lágrimas. –Anda, vete al lado de tu madre; hombre que llora por dolores que no son del alma debe estar junto a las faldas. Coge al segundo la mano, con los ojos en sus ojos. Le aprieta fuerte, con rabia y con esperanza. – Por Dios padre, que me matas. –grita Bermudo. – Tampoco tú. Coge la mano a Rodrigo. Reúne todas sus fuerzas ya casi sin esperanzas. Se la aprieta, se la estruja, Rodrigo siente un dolor que le tritura los huesos. (…) – Suelta, padre, suelta en mal hora; que si no fueras mi padre, con esta otra mano que me dejas libre, te arrancara el corazón, te rompiera las entrañas – Le suelta el viejo la mano y le abraza llorando y entre las lágrimas dice: -Tenla suelta, hijo mío, suelta la necesito. Mi Rodrigo, esa bravura muéstrala en lavar mi honor que está perdido si tú no lo salvas.” (págs. 69 y 70)

Al definir héroe decimos que esta persona tiene atributos de dioses que lo llevan a realizar ciertas hazañas, pero son humanos y como tales tienen defectos. Mirando al Cid nuevamente, en él es difícil encontrar algún defecto notorio, pero a mi parecer al haber un único héroe en ese momento impedía que él pudiera complementar su vida con los deberes que debía cumplir. “En realidad, yo no tengo marido y querría saber si Rodrigo se ha casado conmigo o con España- piensa Jimena” (pág. 232) Además algunas de sus obligaciones alteran su vida personal, por ejemplo, Rodrigo al ser de sus hermanos, el más fuerte y valiente, debe a pesar de su amor a Jimena, ir a defender el honor de su padre, esto le trae como consecuencia el odio de Jimena, quién en pocos días sería su esposa. Sin embargo, el Cid tiene características de un héroe que se reflejan en sus hazañas y actitudes, podemos nombrar sus virtudes caballerescas, de ser honesto, valiente, leal, justo, prudente, fuerte, guerrero y de su amor a España que lo impulsa a combatir para defender el honor de su tierra. “Es un instante imponente. El Cid está en la cúspide de su vida, en el momento trascendental en que muestra el mundo la medida de su alma, la grandeza de su carácter. La jura de Santa Gadea prueba que el Cid no sólo es guerrero y sabe vencer y defender su patria, sino que también es capaz de defender los derechos de su conciencia y de la conciencia de su pueblo” (pág. 201)

La forma en que enfrenta la vida para poder lograr sus objetivos, como por ejemplo, luego de su destierro se queda un tiempo en Zaragoza y se propone ciertos objetivos. Primero decide conquistar Valencia, luego se propone atacar a los moros y por último lograr la amistad de Alfonso VI, el rey. “A pesar de sus triunfos, el Cid, soberano verdadero de todo Levante, sigue empecinado en considerarse vasallo de Alfonso VI y pronto a probar su lealtad en cualquier momento.” (pág. 304) Para lograr estos propósitos el Cid se concentra en planes de acción en que hace alianzas con moros contra otros moros para después terminar conquistándolos a todos; hace una alianza con el rey para conquistar Valencia y al haber un conflicto Rodrigo vuelve y finalmente lo logra. Al ver el rey que El Campeador era verdaderamente un hombre honesto y fiel se da cuenta que se había dejado influenciar y perdona al Cid.

Luego de su estadía en Valencia con su familia y al haber cumplido con su promesa de desposar a sus hijas, el Cid es informado de la primera derrota y fallece, en ese momento, como él lo había solicitado, lo embalsaman, lo montan en Babieca, su caballo, con su espada y lo llevan a la batalla, al ver los hombres que el Cid estaba entre ellos se sienten apoyados y logran ganar la batalla. Entonces, si pensamos en como ve el pueblo a este hombre que logró demostrar durante toda su vida, que él era el más valiente y fuerte, el campeador y señor que logró la unión de España y que incluso muerto venció en su última batalla, el pueblo español, sin duda, lo vio como un héroe y poco a poco fueron contándose sus grandes hazañas y su vida en general, la que representaba a la cultura española y era digna de imitar. Es por esto que hoy en día para entender la cultura medieval española nombramos al Cid, ya que él representa los ideales de la sociedad y por esto es un héroe que sí trascendió en todos sus aspectos. Por último, al ser un lenguaje poético que va bellamente narrando las hazañas y vida del Campeador logra incentivar la lectura por su temática, donde todos quisiéramos ser héroes como Rodrigo y a la vez por su agilidad y la variabilidad de temas dentro de un mismo libro, que van desde bélicos a románticos, los que pueden captar la atención de distintos tipos de públicos, hacen que sea un libro recomendado de generación en generación y trascienda junto con el héroe.

En conclusión, a mi parecer nombrar a una persona de carne y huesos, como cada uno de nosotros, héroe con tan nobles cualidades hace que uno se cuestione a sí mismo y quiera lograr lo que esta persona a llegado a ser. Si nos fijamos en el Cid, podemos ver que gracias a sus valores e ideales la gente lo vio como un héroe que recuperó España y los representó como sociedad, devolviéndole a España su identidad. Es por esto que este hombre logra trascender en la historia y hasta el día de hoy se nombra a Rodrigo Díaz de Vivar o El Cid Campeador como un héroe español.

Bibliografía

- Mío Cid Campeador, Hazaña. Vicente Huidobro, Edit. Andrés Bello.

- www.larae.es

- www.wikipedia.org


María Ignacia Guerra Bresciani, IIº C

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